“Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios. En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado”. (Génesis 28:12-13).
Dios es el eterno Soñador. Habla en sueños, sonidos por las noches. Si estudiamos el sueño, preguntamos sobre su interpretación y oramos, se abren de par en par las ventanas de los cielos y somos guiados hacia su consejo. Si creemos en el sueño y perseveramos en la Tierra de nuestra promesa, nos convertimos en su sueño, surgido
de la mente del Padre antes de los tiempos, hijos de Abraham, que escuchan la Voz que dice: “Mira las estrellas; como ellas, será tu descendencia”.
Oración intercesora
“Dios de Abraham, Isaac y Jacob, te adoro, maravillado. Tus caminos son como el viento. Te pido la promesa de Pentecostés; haz descender sueños y visiones, en el nombre de Jesús. Adopto lo sobrenatural y espero la voz de Dios. Háblame por la noche; abre de par en par las ventanas de mi destino en Cristo, en el nombre de Jesús.”